vidago
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Vidago se convirtió en el siglo XX, un pueblo turístico de excelencia, el principal núcleo turístico de Portugal, entre los principales de la Península Ibérica, destino preferido de la aristocracia portuguesa y europea en buscad e las famosas aguas terapéuticas.
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Situado a poco más que 60 minutos en coche desde la ciudad de Oporto, Vidago se sitúa en el noroeste transmontano, a 16 Km de la ciudad de Chaves. Está ubicado en una gran depresión de la tierra, descritos por la Sierra del Alvão y la de Padrela, donde convergen el rio Avelames y la Ribeira de Oura. Situado a Norte está el Pico de Santa Bárbara, un lugar con gran pasado nacionalista. La situación geográfica da al villa un micro clima agradable con vientos moderados, lo que permite la práctica de actividades al aire libre durante todo el año. Etimológicamente formada por el nombre de Vitis Agrum, Vidago está probablemente asociado con la actividad vinícola de la mayor importancia en los tiempos antiguos. Vitis Agrum designaría campo o tierra vinícola que del Latín popular se convirtió en Vidiado, dando lugar posteriormente al topónimo Vidago. La villa registra su poblamiento mucho antes del siglo XII, pero su topografía favorable a la defensa estratégica, la arqueología, la riqueza de la región en las agua minerales según lo deseado por los romanos e incluso los nombres de lugares son algunos hechos que animan a los historiadores a admitir su asentamiento en la época pre-romana. Hay quien defienda que Vidago fue una estancia termal de la época de los romanos, que allí hacían sus curas y punto de pasaje de una ruta comercial que unía la antigua ciudad de Aquae Flaviae a otras de la Península Ibérica. Hasta la descubierta de las propiedades terapéuticas de sus aguas alcalinas en 1863, Vidago era una pequeña aldea, irrelevante en la geografía continental, que pertenecía a la parroquia de Arcossó hasta pasar a pueblo en el día 20 de Junio de 1925. Se convirtió en un pueblo turístico de excelencia en los inicios del siglo XX, el principal núcleo turístico de Portugal, entre los principales de la península Ibérica. Destino preferido de la aristocracia portuguesa y europea en busca de las famosas aguas terapéuticas. En ese momento los médicos recetaron el agua como un método terapéutico, e instó a los pacientes que hicieran la ruta del agua. Las aguas de Vidago, naturalmente gaseosa, comenzó a ser embotellada en 1886 y todavía se considera la mejor agua en la Península Ibérica.
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